La romanización comenzó con una conquista militar que dio paso a una transformación social y cultural por la asimilación de nuevos usos y nuevos bienes de consumo. Roma penetra en la vida de los pueblos conquistados imponiendo nuevos gustos, nuevos usos, nuevas instituciones y una nueva lengua. Los restos de la actividad militar de armas y testimonios epigráficos sobre las legiones dan paso a los primeros objetos traídos desde la Península Itálica, las acuñaciones numismáticas y la red de vías para facilitar las comunicaciones.
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