Vestíamos. Vestimos.

Riojana 1878

CONTENIDO: La exposición nos presenta 50 muñecos vestidos con trajes tradicionales de La Rioja, procedentes de la Colección de Trajes Regionales del Ayuntamiento de Calahorra.

LUGAR: La Casa Encantada. Briones, La Rioja

FECHA: 4 de marzo al 26 de junio de 2016

EL TRAJE TRADICIONAL DE LA RIOJA
Los trajes que hoy llamamos tradicionales tienen su origen en tiempos pasados en los que los estilos, los usos y las modas del momento alcanzan la suficiente comodidad para perpetuarse en el tiempo. Evidentemente sobre ellos se van superponiendo los cambios de cada época, de manera que los trajes tradicionales de hoy son la interpretación actual de prendas que tienen siglos.
Además al conjunto básico se iban incorporando elementos complementarios, casi siempre con carácter ornamental, que constituyen valores en sí mismos, pasan de generación en generación y se acrecientan de una a otra como un patrimonio familiar que hay que conservar. Me refiero a las joyas y otros adornos de telas o labores valiosas como los encajes, los bordados y las sedas
En general es el Siglo XVI el que marca el arranque de esta indumentaria cuando se abandonan definitivamente los trajes enteros con reminiscencias de túnicas y se implantas las prendas diferenciadas hasta la cintura y desde la cintura: camisas, chalecos y pantalón para los hombres, y jubones, corpiños y sayas para las mujeres. Y dentro de esta época es el mundo rural con su sencillez y sentido práctico y utilitario el que impone las prendas que se van a perpetuar hasta hoy. Prendas que eran reflejo de la economía de cada lugar, como la lana y su empleo en el tejido de buenos paños, o de las relaciones con otros lugares, como la adopción de encajes y de bordados. Prendas seleccionadas y reservadas para los días de fiesta que como tales se han conservado y han llegado hasta nuestros días.
En La Rioja se ha usado el paño para el pantalón de los hombres y la falda de las mujeres, y a ellos se añadían chalecos y jubones de damasco o telas bordadas, encajes de bolillos traídos en su momento de Flandes –los famosos encajes de Bruselas y Cambrai que citan los documentos-, y más tarde los ricos mantones bordados de Manila. En la ropa masculina serrana se ve también la relación con la trashumancia por los botones de plata, y los delantales femeninos, lejos de eliminarse del traje de fiesta, se cargan de azabaches traídos de Asturias y Galicia. Las joyas, pendientes y broches, se remontan a la época isabelina.
De esta manera el traje tradicional más común de La Rioja ha sido de camisa con corpiño y falda de paño de color para las mujeres, y de camisa con chaleco con dibujos tejidos o bordados y pantalón de paño o pana con faja para los hombres.  A menudo el pantalón era corto, por debajo de la rodilla, mucho más cómodo en el trabajo de labradores y pastores, y las piernas se cubrían con medias blancas de lana o algodón. Y las faldas femeninas se adornaban con bandas de terciopelo o bordados que cuando la tecnología avanzó se convirtió en una franja estampada mecánicamente. También los mantones de lana se hicieron estampados desde el S. XIX. Si las fiestas se celebraban en verano, la tela que ha pervivido en el traje tradicional era el algodón, y eso es más común en las fiestas del Valle, como la de S. Juan de Arnedo o las de los Mártires en Calahorra que se celebran en agosto.
Como complemento, puesto que este traje era y es el de las fiestas, se adornaba tanto en mujeres como en hombres con pañuelos, mantones y mantoncillos donde es fácil también averiguar el momento en los que se pusieron de moda y se adoptaron.

Serrano de Cameros

Serrana de Cameros

Riojano

Traje de fiesta de Calahorra

LOS TRAJES RITUALES
La fiesta lleva aparejado el baile, y los grupos de jotas utilizan los trajes tradicionales como una forma más de acentuar su personalidad y su identidad.
Pero al lado de la jota de participación general, en La Rioja también se interpretan las danzas, bailes rituales ejecutados sólo por hombres jóvenes dentro de la celebración religiosa de la fiesta. Lo hacen ante el patrón –Cristo, Virgen o santo-, en un lugar delante la iglesia o acompañándolo a lo largo de la procesión.
Son bailes que se remontan a época prerromana, celebrando ritos de carácter solar que se han adaptado a las celebraciones cristianas como una continuación ininterrumpida de veneración y agradecimiento.
Los danzantes se visten de una forma peculiar con la incorporación de numerosos adornos y elementos femeninos sobre su indumentaria de hombres. Los más comunes son faldas de distinta longitud y volumen, llenas de puntillas y cintas de colores, y pañuelos y mantoncillos sobre los hombros o en la cintura. Sin duda la danza más espectacular es la de Anguiano practicada sobre altos zancos en recuerdo de los que usaban los pastores para salvar los arroyos.
Y junto a los danzantes está el cachiberrio, maestro de ceremonias grotescamente vestido que dirigía la danza y la música. Sus vestidos recuerdan a los de los bufones y a otros personajes singulares del folklore español, y tenían por objeto hacerse ver tanto por sus pupilos como por los espectadores, sin lugar a confusión, acentuando su presencia con cascabeles o cualquier otro objeto que llamara la atención.

Cachiberrio

Cache de Calahorra