Del hilo sale el ovillo

Cartel Del hilo sale el ovillo1

 

CONTENIDO: La exposición nos presenta un recorrido por las técnicas y los utensilios que las mujeres han empleado para hilar y tejer desde la más remota antigüedad y han quedado reflejados en la cultura tradicional.

LUGAR: La Casa Encantada. Briones, La Rioja

FECHA: 7 de junio al 3 de noviembre de 2013


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El Museo de La Rioja posee una rica colección de estos utensilios para obtener las fibras textiles, hilarlas y convertirlas en tejidos para la indumentaria personal, los usos domésticos, y las labores agrícolas y ganaderas, y a través de ellos la exposición recoge todos los pasos de estas técnicas.

Así, la exposición de divide en tres apartados: la obtención de la fibra, la conversión en hilo, y la utilización en labores definitivas de aguja o de telar.

En el mundo tradicional de nuestro entorno las fibras fundamentales eran la lana, el lino y el cáñamo, y para su obtención se usaban las tijeras de esquilar y las cardas en el caso de la lana que la preparaban para su hilado, y las espadas y agramaderas para la obtención del las fibras a partir de las plantas de lino y cáñamo, que después de su correspondiente cardado con cardas específicas, también podían convertirse el hilo.

El sistema de hilado tradicional se hacía con rueca y huso, que tienen su origen en la Prehistoria y han pervivido en ámbitos muy tradicionales y arcaicos hasta mediados del S. XX. La rueca no es más que un palo donde se sostenía el copo que se pretendía hilar, y el huso era otro palo más corto, provisto de un contrapeso que le permitía girar en el aire con un movimiento de la mano y así retorcer, hilar, las fibras que se iban enrollando en él.

Tal sistema tan básico experimentó un avance significativo en la Edad Media con los tornos de hilar, en los que el movimiento giratorio se obtenía con una rueda accionada con manivela o pedal, para acelerar el trabajo.

Con el hilo hecho, se podían hacer labores de punto, sobre todo los calcetines y medias de la indumentaria diaria, o prepararlo para tejerlo. En cualquier caso se utilizaban las devanaderas para convertirlo en madejas, y las madejas en ovillos o canillas para el telar.

La última parte de la exposición recoge piezas relacionadas con el tejido, como las canillas para contener el hilo de distintos colores, los canilleros para distribuir y clasificar estas canillas, el urdidor para preparar los hilos de la urdimbre y transportarlos hasta el telar, y la lanzadera que lleva el hilo de la trama y lo entrecruza con la urdimbre.

Cierra la exposición una caldera para teñir las madejas después del hilado y una cardadora para dar el acabado final a los tejidos de lana.

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