Prehistoria

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Introducción
La Historia de La Rioja se remonta a los tiempos más remotos, con una antigüedad de 1.700.000 años en los cazaderos del Paleolítico Inferior del Valle del Cárdenas, y se puede rastrear en cuevas, dólmenes y los primeros poblados a lo largo de toda la Prehistoria hasta el S. VIII a.C.
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La Historia de La Rioja se remonta a los tiempos más remotos de la cultura humana, con distintos grados de conocimiento debido a la diferencia de hallazgos e investigaciones pero con testimonios continuos a través del Paleolítico, Neolítico, Edad del Bronce y Edad del Hierro.

Por tanto, desde hace 1.700.000 años en La Rioja tenemos restos del Paleolítico Inferior en los numerosos yacimientos al aire libre del valle del río Cárdenas, considerados talleres de útiles líticos. Del Paleolítico Medio hay hallazgos en distintos asentamientos en Calahorra, Villar de Torre y Badarán y en el yacimiento de Peña Miel (Nieva de Cameros) se localiza la primera cueva con restos de vivienda. Y del Paleolítico Superior existen restos en Logroño (Monte Cantabria), Santa Engracia de Jubera, Arnedo, Villarroya y Brieva de Cameros.

La Revolución Neolítica, conocida en La Rioja a partir de 6.000 a.C, se ha documentado en el nivel inferior de Cueva Lóbrega en Torrecilla en Cameros, y sobre todo a través de los niveles más antiguos de los dólmenes cameranos de Viguera, Nalda, Torrecilla, Almarza, Montalvo y Trevijano, estableciendo el comienzo de la arquitectura megalítica que se prolonga a la primera época de los metales.

Entre 2.500 y 1.500 a.C., durante el Calcolítico o Eneolítico, se comienza a usar el metal aluvional, oro y cobre, aunque en La Rioja apenas aparece este nuevo material. Sin embargo conocemos bien el periodo por el estudio de los dólmenes y de otros yacimientos funerarios como los de Agoncillo y Rincón de Soto, y los lugares de habitación en los que se simultanea el uso de las cuevas -Cueva Lóbrega- con las cabañas -Alto de Santo Domingo en Haro y Hoya Mala en Corera-.

En torno a 1.800 a.C. podemos fechar la primera metalurgia auténtica, la de bronce, que da nombre al periodo que perdura hasta el 750 a.C. La nueva tecnología implica el dominio de los metales con la presencia de hornos y moldes para fundir y obtener objetos a partir de la nueva aleación. Pero a su lado siguen perdurando los anteriores, cada vez más especializados, y es la cerámica la que nos ofrece un mejor cuadro evolutivo, que podemos establecer a partir de los restos de las cuevas de Cameros e Inestrillas y en los primeros niveles de los poblados de El Redal y Alfaro.

En el siglo VIII a.C., superponiéndose al último periodo, comienza en La Rioja la Edad del Hierro en la que este nuevo material no es sólo testimonio de un nuevo avance tecnológico, sino de las relaciones frecuentes con otros pueblos llegados a la Península desde el centro de Europa o del Mediterráneo oriental.

La Edad del Hierro es la cultura de una sociedad plenamente desarrollada que vive de la agricultura y la ganadería en poblados estables, y en La Rioja la conocemos bien por las excavaciones de los poblados en Partelapeña en El Redal, Cerro Sorbán en Calahorra, Eras de San Martín en Alfaro, El Raposal en Arnedo, y Santa Ana en Entrena. Se puede establecer ya una continuidad en el tiempo entre el periodo anterior del Bronce Final y el siguiente de cultura celtibérica, pero todavía no se han encontrado sus lugares de enterramiento aunque por similitud con otros pueblos de la misma cronología se mantiene la hipótesis de que se practica la incineración, en este caso también por primera vez en La Rioja.

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